El bienestar y la salud no solo tienen que ver con el cuerpo físico, sino con la persona en su totalidad: cuerpo, mente y espíritu, ese interior profundo que se mantiene mientras el aspecto exterior cambia.
¿Cuál es la actitud correcta para que esos cambios se conviertan en definitivos?
Un amplio estudio de la Clínica Mayo (Rochester, EE UU) ha comprobado que las personas optimistas reducen el riesgo de muerte prematura (por todas las causas) nada menos que en un 50%, en comparación con las personas catalogadas como pesimistas. Además del hecho comprobado de que el pesimismo se asocia a respuestas inmunitarias (del sistema de defensas del organismo) menos eficaces, una de las explicaciones de ese mayor riesgo de los pesimistas es que, precisamente por su actitud desesperanzada, tienen menos probabilidades de actuar positivamente en su salud, por ejemplo siguiendo dietas sanas o programas de ejercicio o procurando tener una vida social enriquecedora.
¿Qué otros rasgos, además del optimismo, se relacionan con una mayor esperanza y calidad de vida?
El «Estudio Terman sobre el Ciclo de la Vida» de la Universidad de California concluye que los «niveles de conciencia» tienen mucho que ver con ella. ¿Qué quiere decir nivel de conciencia? Según los autores del estudio, «no significa solo comprobar que el semáforo está en verde antes de cruzar; quiere decir mirar a ambos lados de la calle cuando el semáforo está en verde para no atropellar a alguna persona despistada que se pone a cruzar. Dicho de otro modo, significa la capacidad para actuar y reaccionar adecuadamente en situaciones sociales y emocionales comprometidas».
¿Es posible desarrollar actitudes positivas?
La respuesta de los expertos es «sí, si aprendemos a decir STOP a los pensamientos negativos que intoxican nuestra mente, por ejemplo, con ayuda de la terapia cognitiva-conductual». Otro truco es, simplemente, recurrir a la lógica. Es tan real y objetivo ver el vaso medio lleno como verlo medio vacío. La diferencia: la visión positiva nos ayuda a vivir más años y en mejor estado físico y mental. La elección depende de nosotros.
Marisol Guisasola
Optimismo para rejuvenecer
«No quiero conseguir la inmortalidad a través de mi trabajo; quiero conseguirla no muriéndome», dijo una vez Woody Allen. Para desgracia de la humanidad, no hay forma de prolongar la vida indefinidamente, pero unos cuantos cambios en nuestra vida diaria y, sobre todo, una actitud positiva para emprenderlos pueden hacernos sentir –y parecer– más jóvenes, más vitales, más activos.
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