La mayoría de las personas
creen firmemente en que la enfermedad proviene por la edad, por contagio, por
herencia, por mala suerte, etc. Y el gran problema se encuentra en que no saben
que la salud y su conservación se encuentran en nuestro interior y en buena medida
bajo nuestro control.
Las
personas no estamos educadas a hablar con nosotras mismas, a pensar hacia
nuestro interior, a sentir realmente lo que pasa para solucionarlo, a
enfocarnos en nuestro cuerpo y en sus sensaciones. Simplemente vemos el entorno
y sus consecuencias, ahí ponemos toda nuestra atención, casi siempre
quejándonos y produciendo malas emociones.
En cuestión de
enfermedades, somos como veletas sin rumbo, a no ser que acudamos al médico,
pensando que él puede arreglar todos nuestros males y dejando nuestra
responsabilidad de lado. El médico podrá curarnos por un tiempo, pero si
seguimos con la misma calidad de pensamientos y haciendo caso omiso de lo que
nuestro cuerpo nos manifiesta a cada momento, sin aprender a manejar nuestras
emociones, la enfermedad seguirá latente. Conócete a ti mismo y pon la
solución.
La enfermedad no es mala, es una comunicación de nuestro cuerpo que nos está informando que hay algo malo que debemos corregir en nosotros. Te
avisa que estás por el camino equivocado y que hay que corregirlo.
Nos hablan de obesidad física
que tiene que ver con los alimentos que ingerimos y no nos ayudan a nuestra
salud, pero existe la “obesidad mental”, que tiene que ver con lo que
alimentamos nuestra mente y va en contra de nosotros mismos. Es todo lo que no
nos sirve para desarrollarnos intelectualmente, ser felices, ser seres humanos
de calidad y por supuesto mantener una mente sana en un cuerpo sano.
Actualmente niños, jóvenes y adultos estamos saturados de
violencia, de miedo, de inseguridad, de estrés, ya no nos comunicamos como
antes de persona a persona, estamos despersonalizados muchas veces. La
tecnología ha invadido nuestro espacio y nuestro pensamiento a través de
noticieros, telenovelas, que actualmente podrían ser las “hamburguesas del
espíritu” y qué decir de las “donas de la imaginación”, las revistas, novelas,
videos, mensajes, y otros muchos, que rigen nuestros pensamientos, nuestras
emociones, nuestra falta de valores y por ende nuestras acciones.
Nuestra
parte espiritual se encuentra desatendida, no le damos la importancia que
tiene. Hoy como nunca hay que retomar nuestro interior y darle atención a
nuestra mente y a nuestro cuerpo. Cualquier síntoma que tengamos es una
comunicación a la que hay que atender. El hablar con esta parte de mi cuerpo
que está manifestando algún problema de salud, es como hablarle a mi mejor
amigo.
¿Qué tipo de palabras utilizas? ¿Son de enojo, de reclamo porque estás enfermo y no puedes realizar tus actividades? Seguramente, esto te va
a perjudicar, porque te estás peleando contigo mismo ignorando que eres tú el
causante de lo que pasa y no estás atendiendo la parte que reclama tu atención
con amor.
Hay
que tener claro que es a UNO MISMO al que le estoy hablando y que si no manejo
el amor, me iré deteriorando cada vez más rápido y sin remedio.
Si
por el contrario, paro mis actividades, tomo un par de respiraciones profundas,
cierro mis ojos, me relajo y guío mi pensamiento a visualizar las células que
conforman mi cuerpo y sobretodo del área donde está el síntoma o la enfermedad
y les hablo con amor y pidiéndoles ayuda para que se sigan multiplicando con
salud y amor, e imagino cómo trabajan para mi, y si esto lo hago continuamente,
seguramente este ejercicio me ayudará a recobrar mi salud y a mantenerla.
La
ciencia vanguardista dice que acudiendo a tu interior puedes obtener todo lo
que necesites. Al respirar profundamente y decir justo lo que quieres acerca de
tu salud, puedes manejar tus emociones y por ende las descargas bioquímicas
necesarias para una buena salud. Las creencias, con las emociones que
conllevan, modifican tu capacidad inmunológica ya que cada emoción tiene su
bioquímica específica. Puedes producir endógenamente todas las drogas
analgésicas, estimulantes necesarias para fortalecer tu sistema inmunológico y
puedes aprender a sanarte, ya que existe una interconexión del sistema nervioso
central, nervioso periférico, endócrino e inmunológico.
La salud no es un estado, es un proceso muy dinámico que se logra a través
de tener una buena comunicación contigo mismo, convertirte en vigilante de tus
propios pensamientos y emociones para conducirlos a un estado de paz y salud
mental que redundará en tu salud física.
Dile adiós a todos los
pensamientos que tratan de infundirnos los medios de comunicación y que te
producen miedo, inseguridad, estrés, desesperanza, impotencia, etc. deséchalos
y en su lugar mete pensamientos que te nutran, que te den energía, que te den
paz, esperanza, ganas de vivir. Modifica tu “dieta mental” a una más sana,
siempre viendo hacia adelante con una salud perfecta. Esto es cuestión de
actitud.
Trabaja con amor en conjunto con tus células (de ellas estás
conformado), date unos minutos para relajarte y hablar con ellas, ten una dieta
“física y mental” sana, y así ve tejiendo tu salud diariamente. Recuerda que de
los pensamientos surgen las emociones, éstas se traducen en acciones, las
acciones en hábitos y estos conforman el carácter.
¿Cómo quieres vivir tu vida? ¿Enfermo y descontento, o sano y en control de tus emociones?
Responsabilízate de tu salud. Platícalo contigo mismo y dirige tu mente hacia
el bien.
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